Queríamos
añadir alguna sorpresa tímbrica y colaborar
con más instrumentistas, así que vino
Fernando Ramírez con su oboe, Ramón Leal
y su aportación de guitarra eléctrica,
Carlos Ibañez y Susana Ochoa con sus contrabajos
y José Luis Tristón con la batería.
En todo este proceso de seis meses la música
iba evolucionando y el disco tomaba forma poco a poco,
a veces no exactamente la que queríamos pero
Juan Pablo estaba siempre atento para introducir sorpresas,
añadir un tema con marcha cuando tomaba un un
rumbo demasiado melancólico, o corregirse a si
mismo cuando se había puesto pesado. Para esto
la opinión de los músicos, de los amigos
y del público que lo escuchaba ha sido de gran
ayuda.
|
Luego nos metimos con la parte
gráfica. Queríamos contar de nuevo con
Pedro Albornoz y sus elegantes fotos en blanco y negro
pero esta vez la música nos sugería
mar, luz, paisajes y mediterráneo. Así
que nos fuimos a Almería donde tenemos un pequeño
escondrijo en Sierra Cabrera, cerca
de Mojácar, y nos pasamos tres días
tocando, paseando por la playa y bañándonos
mientras Pedro no paraba de hacer fotos con diferentes
cámaras y en cualquier lugar. Una vez que tuvimos
el material había que elegir entre cientos
de fotos y decidir una colocación.
|